jueves, 22 de febrero de 2018

La Singladura Capitulo Diecisiete.

                            Capitulo XVII

           Un vestigio de un tiempo olvidado. 

En el medio del estuario habian, lo que parecian ser, los restos de un barco carguero parcialmente desguazado. Al lateral izquierdo una gran planicie con los edificios tipicos de un aerodromo, hangares, talleres y demas. En el margen derecho y a los pies de una enorme playa de arena y fango habia una especie de chozas de maderas y ladrillos. En la misma playa se estaban reparando tres barcos, que debian ser pesqueros o barcos corsarios y por ultimo en una colina cercana habia una estación de radio.

Era un paisaje bastante triste y deprimente, con aquellas personas mirandolos asonbrados entrar lentamente, despidiendo un espeso humo negro y maloliente. Bien podian haber sido seres de otro planeta.

Contemplaron como aquella mole metalica de alto mastil y poligonales lineas encallaba deliberadamente en uno de los bajios cercanos a la citada playa. De el bajaron en una lancha dos personas un hombre formido y una mujer de negra melena.

Junto con su jefa, Hidden, los vieron entrar en la cabaña principal, la que todos llamaban, La base.

Llamar a aquello cabaña era pasarse. El interior olia a humedad y a moho. Habia tambien muchos trastos apilados por aqui y por alla. En el centro una mesa con cartas nauticas y mapas ocultas debajo de mas trastos y restos de comida. 

La mujer los retiro torpemente a un lado y el segundo del Libertad acerco unas sillas que bien las podria haber construido un mono. Crujieron, rechinaron y protestaron al sentarse.
-¿ Que prefieren té, vino, extus...?- pregunto Hidden.
-Vino, gracias- contesto pazert mientras Estreiger hacia un gesto negativo con la cabeza. 

La mujer sirvio dos copas de vino y le dio una a Pazert, despues se sento enfrente de ellos.
-Asi que sois la resistencia Litoriana. Es curioso porque segun tengo entendido, desaparecisteis hace mas de cien años- comenzo a decir Estreiger con curiosidad.
-No te equivocas. Pero a veces desaparecer no significa extingirse. Mira bien ¿ Conoces esa bandera que tengo detras?- dijo señalando a un trozo de tela raido y desvaido colgado de la pared y medio oculto por libros.
-Si, es la bandera del viejo estado de Littorio.
-Aun quedamos muchos que queremos ver a los puñeteros rioganos fuera de nuestra tierra- su voz estaba cargada de emoción- En la misma isla aun existe un movimiento de resistencia. Son un movimiento pequeño, y el gobierno se esfuerza por ocultarlo pero existe.
-¿ Entonces formais parte de esa nueva resistencia?- inquirio Pazert.
-Mas o menos. Nosotros nos dedicamos a atacar mercantes rioganos y de vez en cuando a capturalos. Ese de fuera lo tragimos hace dos semanas- comento orgullosa-  Fue su tripulación la que nos dijo lo de la masacre de Hamilton. Tranquilos, no pienso venderos a los Confederados.

Lo cierto es que aquella mujer no encajaba alli. Todo en aquel sitio hablaba de vejez y decadencia. El ironclad, las cabañas, los objetos por alli tirados y cubiertos de telarañas y polvo. Pero ella era joven, quiza veinticinco años.
-Mi segundo os conoce- comento- Estuvisteis a punto de hundirle hace unos meses en Dextronick- comento Hidden- Por eso se puso tan violento con vosotros al veros. Os ruego que lo disculpeis.
-No pasa nada. En cuanto reparemos el barco nos iremos y no le contaremos a nadie sobre este lugar.
-En verdad tengo un favor que pedirle- dijo.
-Bueno, de que se trata.
-Hace una semana capturaron a uno de los nuestros cerca de Dirmound. Era el Gosth Rapide. Recibimos la cabeza de uno de los tripulantes a modo de advertencia. Segun sabemos quieren que nos estreguemos y que les digamos donde estan las bases en Littorio. Cosa que no podemos hacer.
-¿ Y que podemos hacer nosotros?- pregunto Pazert.
-Si habeis atacado Hamilton, el puerto de Dirmound sera un paseo- sus ojos se iluminaron, esperanzada continuo- Imaginaos, atacar la mismisima capital del pais que...
-No.
-¿ Disculpe?- pregunto Hidden, molesta por la interupción.
-No voy a ayudaros en vuestro loco ataque- miro a Estreiger, el cual asintio en señal de acuerdo- No somos heroes ni queremos morir defendiendo nada. En cuanto el Eizer este reparado nos iremos de aqui. Mantendre mi palabra y no diremos a nadie sobre este lugar.
-¿ Por que ayudasteis a Montealtto?- dijo el segundo de Hidden.
-Nos pagaban bien.
-Entonces sois mercenarios- solto una especie de bufido y añadio casi en un susurro- Debi hundiros mientras tenia oportunidad. Sois unos cobardes.
-Mas cobarde se me antoja el esconderme aqui- se levanto y dejo la copa en la mesa- Sabe, esta no es mi guerra- añadio indignada, caminando a la salida seguida por Estreiger.

Hidden se levanto, con una mezcla extraña de pena e ira, y grito.
-Hace mas daño el silencio de la gente buena...
-...Que los actos de la gente mala- completo Pazert- Y tu no es que hagas mucho por aqui.
-¡ Vete!- ahora si se habia enfadado- Arreglar vuestro estupido monton de chatarra y largaros de aqui. Si antes de tres dias no os habeis esfumado os pasaremos a cuchillo- se paso el dedo por el cuello en un ilustrativo gesto- ¡ Ahora largo!

Despues de eso la gente empezo a ver a los recien llegados como unos enemigos y buscaban joderles la vida constantemente. La tripulación del Eizer aguantaba las humillaciones, aunque tampoco se dejaba pisar de cualquier froma. 

De igual manera pasaba con las capitanas de ambos buques. No podian estar una frente a otra o llegarian a las manos, si bien Pazert no queria problemas. Le estubo dando vueltas bastante tiempo y no encontraba forma de atacar aquel puerto... con la flota Imperial Riogana dentro. Aquello era un suicidio.

Pero explicarle eso a una jovencita patriotica era imposible asi que lo dejo pasar.

El segundo dia el barco estaba ya casi listo para irse de aquel lugar de locos. Faltaban solamente un par de apaños menores, pero todas las vias de agua estaban cegadas.

Fue justo al anochecer cuando salto la alarma. Un acorazado se dirigia directo a la entrada del estuario y el Libertad aun segia fuera de combate. Todos se movilizaron y maldijeron, como no, a la tripulacion del Eizer, la cual tambien se preparo para defenderse a su manera.

Los dos barcos estaban inmovilizados, pero con capacidad para combatir. Aun asi las gentes de la resistencia prepararon unos cañones en la orilla y se encomendaron a dios.

Paso un tiempo hasta que se dieron cuenta de quien era. El pequeño monitor Strongerman del capitan Mac-Klein. El hermano pequeño de Mac-Klein es el contramaestre del Gosth Rapide y venia para saber como estaba. Se le callo el alma a los pies cuando supo que estaba preso y acsi enloquece alli mismo.

Aquella noche Pazert no podia dormir, algo la carcomia por dentro, una idea que se negaba a salir, pero no sabia cual era asi que intento dejralo pasar. Pero no pudo, en cama no paraba de darle vueltas al incidente de esa tarde, con los dos barcos inutilizados. Se levanto de cama, tomo un farol y subio al puente de mando para tratar de despejarse.

Cuando llego arriba se encontro a su hija dormida encima de la mesa de cartas. Debajo tenia aun la de Dirmound. Trato de taparla para que  no cogiera frio y sus ojos se clavaron en un nombre.

Puente levadizo de " Adriacus III" decia. Ese puente separa el puerto militar del resto de la bahia. 

En su cabeza resonaron las palabras " Inmovil, pero no destruido" y de pronto todo cobro sentido. Hizo un geto tan brusco de alegria que desperto a su hija.
-¿ Que pasa madre?- pregunto con voz apagada.
-Creo que ya se como podemos hacerlo- dijo alegre- Creo que es posible atacar Dirmoun.

Continuara...













 
 

lunes, 19 de febrero de 2018

Relatos Cortos

                              Paradoja.

-Esta bien. Vuelve a contarle lo que paso aqui a mi compañero, pero por favor, omite el lenguaje tecnico en medida de lo posible. No somos marineros.

El escualido sujeto carraspeo e inicio su relato.
                                          
                                              . . .

Fue hara cosa de tres dias. Navegabamos con normalidad por el Gran Sol, con un atipico buen tiempo y mar en calma. En eso fue que al mediodia el patron del arrastrero aviso de uqe estaban recibiendo un mensaje por el VHF... por la radio. Yo lo escuche desde fuera del puente y venia a ser el siguiente:

"A todo el que... pueda oirme, ayuda por favor. Envien... ayuda, nos estamos... hundiendo." Parecio tomar una especie de descanso, como si buscara algo y continuo "Somos... Estoy a bordo del arrastrero Maria Bella, en las cordenadas 49°41'21.2"Norte, 10°05'09.7"Whisky. Traigan ayuda, por fav..." Y en ese momento se corto y solo quedo la estatica.

Al principio nuestro patron no daba credito al mesaje diciendo que era algun chistoso de turno, pero pude advertir que la cara que tenia era de preocupación. No sabiamos que hacer. Si ibamos, a lo mejor encontrabamos un naufragio o... un barco en perfectas condiciones y una gran verguenza, aparte de un dia de pesca perdido.

Aparte, no acudir a una llamada de auxilio es un delito asi que pusimos al Templario II a toda maquina hacia aquella localización. Y cuando llegamos al anochecer nuestros temores se cumplieron. Vimos al Maria Bella navegando perfectamente por nuestra proa.
Nuestro patron hablo con ellos por radio y desmintieron que les pasara algo, dijeron que sencillamente estaban buscando otra zona donde pescar. Tambien negaron la llamada de socorro e incluso nos invitaron a subir a bordo a comprobarlo.

Asi lo hicimos y despues de abarloarnos... de amarrarnos a ellos comprobamos que no habia registro de la llamada en su radio por lo que ambos patrones estuvieron de acuerdo en llamar a los guardacostas irlandeses y esperar alli a que llegaran. Dijeron que llegarian antes del amanecer.

Aquello era muy raro y sobre todo peligroso. Imaginese lo que podria hacer un graciosillo con una radio mandando mensajes de auxilio falsos. Es un gran problema para la navegación. Pero el verdadero peligro no era ese...

Pues entonces sobrevino la catastrofe. 

Yo estaba en la cubierta del Maria Bella, fumando y charlando con los tripulantes de aquel arrastrero cuando de pronto las luces se apagaron sin previo aviso.Volvieron a encenderse ensegida, aunque tambien se volvieron a apagar rapido. Entonces la cubierta vibro de forma extraña y un movimiento repentino nos lanzo a todos al suelo. Cuando intente ponerme de nuevo en pie, asustado, una luz ilumino el barco. Algo habia explotado abajo.

La cubierta del Maria Bella revento y me lanzo contra un mamparo. La explosion fue tan bestia que destrozo el costado del Templario II y lo hizo volcar. Mientras aun me pitaban los oidos pude verlo hundirse con la mitad de mis compañeros dentro, gritando de puro terror.

Me levante como pude y trate de pensar con claridad, pero era imposible. Me dolia la cabeza horrores y notaba la sangre caliente corriendo por mi nuca. Pense entonces en tratar de mandar un mensaje de socorro. En ese momento me parecio lo mas ovbio.
Mientras el barco se hundia y escoraba peligrosamente yo trepe al punete, tome la radio, sintonize un canal abierto y lance este mensaje, que se me quedara gravado en la mente para siempre:

"A todo el que... pueda oirme, ayuda por favor. Envien... ayuda, nos estamos... hundiendo. Somos..." No sabia las cordenadas del barco asi que tuve que buscarlas en la mesa de cartas, tarea que me llevo un rato." Estoy a bordo del arrastrero Maria Bella, en las cordenadas 49°41'21.2"Norte, 10°05'09.7"Whisky. Traigan ayuda, por fav..." Y ahi la radio se apago.

Solo despues de enviarlo me di cuenta de lo que habia hecho.
El policia que habia escuchado atento el relato levanto la cabeza de su libreta de notas y miro fijamente al unico superviviente de aquel extraño naufragio.

-Yo los mate...- dijo de pronto entre lagrimas- Yo mande el mensaje que los llevo a la muerte. No se como ha ocurrido... Solo se que, soy un asesino...- entonces rompio a llorar.

Dos hombres trajeados entraron en la sala de interrogatorios.

Fin.








 
  

domingo, 18 de febrero de 2018

Viento, Vapor y Acero Capitulo Dos.

                          Capitulo II

                          Yo vivo sola.

El pequeño balandro corria a favor del viento, indiferente a la matanza que se desarollaba detras de el. La muchacha de pelo blanco lo manejaba con gran pericia, esquivando a 
otros destartalados barcos que huian de la ciudad como podian.


Navegaban ahora a vela, enfilando hacia el estrecho canal de salida de la ria de Ferroum. Mientras tanto la intrusa continuaba sentada en la cubierta, con la vista clavada en el suelo, avergonzada de sus actos y visiblemente angustiada sobre lo que le aguardaba.

La estudio con detenimiento, era una muchacha muy joven de pelo castaño y rostro pecoso. Vestia de forma peculiar, con un calido y caro abrigo de color azul marino y una bufanda de lana, pero tanbien vestia unos pantalones caquis de pana mas grandes de la cuenta y unas botas de tipo militar hasta la mitad de la pantorrilla. Lo unico que tenia era aquel macuto de arpillera que agarraba contra ella.

Aquello la dejo consternada. No tenia pinta de ser la tipica cria rica y descarada tratando de huir, pero tampoco parecia ser alguien pobre que viviese como ella, del constante vagabundeo.

En ese momento levanto la vista del suelo y la miro fijamente con sus ojos claros, como implorando piedad. Justo cuando iba a abrir la boca para decir algo ella la corto con un gruñido, lanzandole una heladora mirada.

El barco salio del canal y puso rumbo Sur suroeste, dejando a su babor la ria de Berzanzos. La mujer realizo unos ajustes en el aparejo del barco para reducir su velocidad y desaparecio en la bajocubierta.

La otra muchacha se quedo fuera, al frio de la noche y de la nieve, que empezaba a caer sobre el Winter Spirit.

                                           . . .

La mañana siguiente amanecio con las primeras nieves de ese invierno cubriendo todo el paisaje. Y cubriendo tambien a la pobre chiquilla que reposaba inerte sobre la cubierta.

La mujer de pelo blanco la observaba desde una escotilla, lamentandose de que no se hubiera convertido en un Gul. Asi la podria haber matado y santas pascuas. Toda la noche le habia dado vueltas y mas vueltas a lo de contratar a un tripulante de forma permanente. Era una vieja herida que siempre se abria en el momento mas inoportuno. Son demasiados años de soledad como para canbiar de pronto. Decidio que la dejaria en la ciudad a la que se dirigia.

Consulto la hora. Eran mas de las siete de la mañana asi que se preparo para ir a la cubierta, vistiendose y dejando a calentar una tetera para el desayuno. Subio a la cubierta y respiro el frio aire, estudiando el panorama y el tiempo.

Algo se movio a su lado y en un reflejo llevo la mano al revolver de manera instintiva. Pero solo era la polizona, despertandose. Habia dormido tapada con el abrigo y una gruesa manta de dentro del macuto. Le parecio sorprendente que siguiera con vida, aqunque estaba tiritando.

La mujer bajo y subio de nuevo a cubierta. Para sorpresa de la chiquilla le dio una taza de te de setas aun caliente. Lo agradecio con una sonrrisa, que le fue contestada con una mueca. Se bebio la taza del tiron y sorbiendo ruidosamente.

Se sento al timon y dejo que el barco siguiera su curso, tomando la bebida a sorbos, con cierto deleite. Al cabo de una dos horas dijo.
-Coruñae les Mines...

Por la proa del barco se veia un bullicioso puerto y algunos edificios en una gran planicie de campos de cultivo en reposo. Pero poco mas que indicase la presencia de una ciudad o algo parecido.

Era normal, casi todos los asentamientos del norte fueron edificados sobre las ruinas de antiguas ciudades anteriores a la guerra. Esta era una ciudad subterranea.

El Winter Spirit tubo que esperar un poco a que quedara un amarre. Finalmente amarraron en un muelle de madera atestado de barcos provenientes de Ferroum.

La cria devolvio la taza y empaqueto la manta en el macuto.
-Si tienes algo de valor en esa mochila es mejor que lo dejes aqui adentro- aconsejo la mujer- Despues podras llevartelo- dandose cuenta de la cara de asombro de la chiquilla añadio- ademas, aun tienes que pagarme el viaje.
-No... no hay problema.
-Ahora vente comigo. Necesito ayuda.
-Vale, pero puedes llamarme Luna Abril.

Se quedo un rato pensativa, mirandola de forma dura hasta que dijo de una forma tosca.
-Soy Mirela- dijo en un ronco susurro.

Hacia años que no decia su nombre a nadie.

Dejaron el barco al cuidado de un crio, que les cobro dos cigarrillos, y se internaron en el puerto.

Como en cualquier ciudad subterranea el mercado, las fabricas y demas lugares importantes estaban bajo tierra conectados entre si por una serie de tuneles y elevadores. Solo se puede acceder a estos a traves de unas puertas reforzadas y custiodiadas por guardias armados donde controlan que nadie tenga mordidas ni nada parecido.

Las noticias de que Ferroum habia sido atacada llegaron a la par que los primeros refugiados por lo que el consejo que govierna la ciudad ordeno reforzar la seguridad hasta el punto de instaurar una cuarentena de tres dias a todo extrangero. Mirela sabia por experiencia que no se podia discutir con los guardias, como mucho se podian sobornar y era muy arriesgado. El gran mercado central de la ciudad quedaba por tanto fuera de su alcance.

Por suerte habia una especie de distrito comercial en el mismo puerto al que se podia entrar libremente. Hacia alli se encaminaron.

La ciudad estaba desbordada de gente. Habia mendigos en cada esquina, familias enteras refugiadas en los soportales o en las colas de las puertas. Muchas personas rezando en torno a un sacerdote o colgando nombres y direcciones en un corcho donde se arupaba mas gente. Algunos estaban llorando y se acercaban preguntando si habian visto a tal presona. Mirela los ignoraba y estudiaba el ambiente. Lo unico que impedia que esa aglomeración humana estallara en el caos, la violencia y el robo eran las cuadrillas de guardias armados que patrullaban el puerto constantemente, mirando de reojo a todo el mundo.

Aquello no era una ciudad, no la que recordaba al menos. No era el mejor lugar para dejar a la chiquilla que le seguia, mirandolo todo con los ojos abiertos como platos.

Era un edificio de piedra enclavado contra una pequeña colina y con otros dos edificios anexos a el y comunicados mediante pasarelas elevadas. Habia un letrero algo desvaido en el que se podia leer "Mercado exterior, la virgen del Rosario" . El interior estaba lleno de gente. Niños corriendo de un lado para otro con papeles y mensajes, señoras pregonando las mercancias a gritos y personas tratando de regatear. Al fondo y en alto habia un enorme pizarron donde se anotaban los precios de determinadas mercancias como el tabaco, el te, el cacao y el aceite de ballena.

Nada mas entrar Luna solto una mueca de disgusto al darse cuenta de que el suelo estaba cubierto de mugre y excrementos mezclados con paja. Mirela por su parte abrio su libreta y empezo a hacer numeros mientras caminaba, apartando a empujones a todo el que se le pusiera delante. 

Luna la seguia de cerca, tratando de entender los numeros que escribia, sin exito. Por ello se dedico a estudiar los guardias que patrullaban por unas plataformas elevadas. Todos iban armados con mosquetes y carabinas y tenian tambien dos ametralladoras apuntando a la entrada.

Escucho de pronto un sonido, como un bufido lejano que no supo identificar.

Mirela se detuvo en un puesto a hablar. El comerciante estaba protegido por gruesas rejas en el mostrador. Ni el podia salir, ni ellos entrar. Tmapoco habia escaleras a la pasarela de los guardias.
-Que se le ofrece?- pregunto el hombre en galleigo.
-Compras aceite de ballena?
-Si señora.
-Cuanto pagas por dos arrobas?
-Pues... doce tapones, aunque depende de su pureza.

Mirela tubo que agarrarse para no caer. Doce tapones no era ni la mitad de lo que le habian ofrecido en Ferroum por la misma cantidad. Aquello era una estafa. Aunque pensandolo bien Coruñae no tenia ninguna refineria, era logico que pagaran tan poco si solo podian vender a otros el aceite.
-Esta bien- contesto resignada- Vengan a buscarlo al puerto, pregunten por el Winter Spirit.
-Winter Spirit, vale- repitio el hombre anotandolo en un papel- pasaremos por alli despues de comer¿ Les pido que lleven bidones?
-Si.
-Bien, ellos le pagaran la su...
-Espera, la mitad por adelantado- corto ella.
-Ja, eso no funciona asi cariño- rio el-  Cuando mis trabajadores tengan el producto ellos te pagaran¿ Quien me dice que no me estas mintiendo?
-¿ Quien me dice a mi que no me pagaran diez o cinco tapones en vez de los doce acordados?
-Que insinua, que no soy honrrado. Que soy un mentiroso- contesto alzando la voz.
-O la mitad por adelantado o no hay trato- dijo seria, a modo de ultimatum.

El señor renego un poco, la miro de forma burlona y finalmente deposito seis tapones de plastico encima del mostrador. No sin antes advertir lo que les pasara si le estan mintiendo. 

Se encaminaron hacia otro puesto, esta vez de comidas y provisiones y a Mirela casi le da un desmayo. Con el dinero que tenian apenas podian comprar un tajo de carne seca. En cierto modo era logico, la ciudad estaba desbordada de refugiados y ademas temian que la horda que ataco a Ferroum pueda ir hacia ellos. Por si fuera poco este año no han habido buenas cosechas y los almacenes estan algo justos para el invierno que se avecina.

Desistieron de regatear ycompraron unos paquetes de hojas de musgo por dos tapones y salieron del mercado con cierto aire derrotado. Fuera compraron a una señora un poco de tripa de pescado triturada y una bolsa de hojas de arbusto. Despues volvieron al barco.

Mientras volvian Luna escucho otra vez ese ruido, ahora mucho mas claro.

Mientras Luna tomaba su macuto y se preparaba para irse Mirela bajaba a dentro del barco. Aun debia pagarle por el viaje, asi que espero alli de pie en el muelle.

Mirela asomo por la escotilla con rostro ceñudo y le pregunto.
-¿ Piensas quedarte ahi todo el dia o vas a venir a comer?

Ella lo penso unos instantes, miro alredor y se metio dentro.
-Gracias- fue lo primero que dijo.
-Te voy a proponer un trato...


Continuara...

Mis disculpas por no haber subido esto el jueves pero he tenido ciertos contratiempos. No os preocupeis, la semana que viene habra capitulo de la singladura, como siempre.

Un gran saludo a todos.
 
















jueves, 8 de febrero de 2018

La Singladura Capitulo Dieciseis.

                            Capitulo XVI

                                Libertad

Los cañonazos levantaron grandes bandadas de pajaros, que trataban de alejarse desesperadamente de aquellos dos mounstros de metal, envueltos en una espesa y tenebrosa humareda y que sin previo aviso habian empezado a lanzarse fuego mutuamente.

Otra andanada del Eizer impacto contra la casmata acorazada de aquel ironclad, levantando una lluvia de chispas. La respuesta llego con prontitud y uno de los proyectiles estallo junto al puente acorazado del barco, derribando a todos sus ocupantes. A todos menos a uno.

Pazert se mantenia firme en el timon de su acorazado. Estreiger a su lado operaba los telegrafos y daba ordenes a traves de los tubos de comunicaciones.

Otra detonación infernal hizo que Marem escondiera la cabeza entre los brazos. No entendia nada de aquello. Hacia apenas unos minutos estaba hablando con la hija de Pazert tranquilamente, pero, de pronto hubo explosiones, gritos en la cubierta superior y comenzo la batalla. Ella se habia quedado alli, sola y asustada.

Una nueva esplosión hizo temblar el casco del barco hasta los remaches. Dos planchas del fondo se aflojaron y por ellas empezo a entrar agua a raudales. La sala de maquinas empezo a inundarse a una velocidad de vertigo.

Si perdian los motores, lo perdian todo.
-¡ Que el agua no cale la maquina Martta!- Grito Palowsky- Enciende las bombas, rapido.
-¿ Cuales?
-Todas... Enciendelas todas. Vuelvo ahora.

Subio a la cubierta superior y vio a la nueva acurrucada en un rincon del camarote, asustada. En un gesto brusco la tomo del brazo y la obligo a levantarse.  La llevo a la sala de maquinas.

Con el agua por la cintura trato de contener la via de agua con un taco de madera apuntalado con una viga. Marem sujetaba la viga y le pasaba las herramientas que el le iva señalando. Finalmente las bombas comenzaron a achicar el interior, continuaba entrando agua, pero no tanta como antes.
-Via de agua contenida Pazert- dijo al fin por el tubo de comunicaciones.
-Vale, buen trabajo muchachos.

Por medio de unos binoculares Pazert observo a aquel curioso atacante. Arbolaba, igual que ella, un pabellon de combate, pero no habia ni rastro de ninguna bandera nacional. Eso la dejo un poco pillada, pues hasta ese momento todos habian pensado que se trataba de un buque o bien Rojo, o bien Aliado.

Eran otro barco apatrido, como ellos.
-Alto el fuego- Bramo, pillando a toda su tripulación por sorpresa.
-Pazert, que narices...- contesto Pierre.
-Alto el fuego- repitio, decidida- bandera a media asta.

Obedecieron sin rechistar colocando su bandera de combate a media altura, simbolo inequivoco de que querian parlamentar. El silencio retorno al pequeño estuario y cinco eternos minutos despues el otro acorazado puso su bandera tambien a media asta.

Los nervios estaban a flor de piel. Mientras tanto ambos barcos se fueron acercando hasta quedar banda con banda, mostrando sus cañones uno al otro. La cubierta estaba tranquila, pero abajo toda la tripulación del Eizer se preparaba para un posible abordaje.

Pazert y Estreiger salieron al aleron de estribor. Del otro barco salieron tres hombres, uno de los cuales tenia pinta de capitan.
-¿ Sois Rioganos?- grito el hombre en englei con un marcado acento.
-No.
-¿A que habeis venido?
-A carenar y a hacer reparaciones. ¿ Por que nos atacasteis?
-Marcharos,¡ Ya! Aqui no se os pierde nada- contesto iracundo el capitan metiendose al interior de su barco.
-Me gustaria saber por que nos atacasteis- basto un gesto de Pazert para que Drick colocara la torreta al frente en gesto de buena voluntad.

El hombre dijo algo incomprensible por la escotilla y los cañones del ironclad recuaron sobre sus cureñas, ocultandose tras las portas blindadas. Estreiger comento a su capitana que aquella lengua en que hablaban ellos era ligorio.

Un extraño subio a la cubierta del otro barco. Iva cubierto con un grueso manto que le escondia de las miradas del Eizer. Lanzo un gesto al " capitan" para que se hiciese a un lado y se quito la capucha.

Era una mujer rubia muy joven a la que le faltaba un ojo y un trozo de moflete. Los miraba ceñuda, como estudiandolos y finalmente hablo a Pazert y a Estreiger.
-¿ Sois la capitana?
-Si, capitana del Eizer, Pazert Hormeneich Isperance, Pazert para amigos¿ Contra quien tenemos el placer de combatir?
-Llamenme Hidden. Capitana del buque Libertad. Perdonad los modales de mi segundo- su modo de hablar era extrañamente culto y so voz sonaba firme y autoritaria- ¿ Este es el famoso Eizer?
-¿ Famoso en que sentido?
-Sois los que atacasteis Isla Blanca hace mas de un mes y rumorean que sois los del espectaculo de Hamilton.
-El mundo es un pañuelo...- comento Pazert en un suspiro- Las noticias corren mas que mi barco.
-Je, esto es Mar Nuestro...
-En fin¿ Quienes sois?- inquirio.
-Tienes delante a lo que queda de la resitencia Litoriana- contesto bajando la vista.

Imposible- penso para si Estreiger- La resistencia de litorio fue derrotada hace mas de un siglo.
-Venid a dentro- dijo señalando el estuario- Podemos hablar alli. Ademas llamamos demasiado la atención aqui afuera.
-Me parece bien- respondio Pazert.


Continuara...










 

jueves, 1 de febrero de 2018

Viento Vapor y Acero Capitulo Uno.

                           Capitulo I

                   Una nomada mas.

La humanidad lo destruyo todo, cegada por la avaricia que corrompia sus adentros. Hicieron que una unica palabra fuese valida...

 ¡ Mas!
                                       . . .

El fuego crepitaba en una vieja estufa, unica fuente de calor de todo el bar. En la mugrienta barra, la unica clienta charla en un tono apagado y desganado con el tavernero. Hablan del tiempo, de la ciudad, de noticias y hechos recientes. Finalmente el hombre es incapaz de sacar mas palabras a la muchacha de pelo blanco y el local se sume de nuevo en el silencio.


El mesero termina de limpiar una copa de cristal, suspira profundamente y arrastra hacia la estufa una caja de tajos de leña, con intención de alimentar el fuego. Sin embargo, la voz de la clienta le interrumpe.
-Cobreme, anda- y deposita sobre el mostrador un tapon de botella de plastico y algunos recortes varios del mismo material.

Sin mediar palabra el tavernero los examina detenidamente, muestra su aprovación con un asentimiento y los guarda en el bolsillo del mandil. La muchacha por su parte toma otro largo sorbo a su cerveza. Siempre silenciosa, no aparta por nada la vista de las paginas una pequeña libreta donde anota unos numeros.

Cuando el tavernero vuelve a sus queaceres empiezan a escucharse gritos en la calle. Al principio son muy debiles y distantes, pero pronto se intensifican hasta convertirse en aullidos de deseperación. Tanto la muchacha como el hombre levantan la vista hacia el escaparate. Afuera solo pueden distinguir figuras corriendo, escapando de algo.

El mesero deja caer un tajo de leña al suelo y corre hacia la barra, buscando algo. Sabe por esperiencia lo que esta pasando . Imediatamente, confirmando las sospechas del hombre, la alarma retumba en el aire, a la par que un cañonazo. Entre reniegos y maldiciones consigue cargar una pequeña escopeta de dos cañones y aconseja a su clienta que se marche rapido. "Las cosas se van poñer bastante feas por aqui" concluye, amartillando el arma.

Estaba palido y sudoroso, a pesar del frio.

La muchacha, con una calma absoluta, se echa al hombro una bandolera, guarda la libreta en su macuto y se lo acomoda en la espalda para finalmente tomar su rifle de chispa y como si nada salir por la puerta a la atestada calle.

Alli afuera la gente corria de un lado para otro, gritando. De vez en cuando se oye un tiro de fusil o de pistola y el olor acre de la polvora quemada impregna el aire. Varias personas se chocan con ella, que no les hace el menor caso y sigue su camino sin mas.

Camina calle abajo con el arma en las manos, totalmete tranquila e impasiva. No va vestida como aquellas gentes. En lugar de falda lleva unos pantalones negros y holgados con muchos bolsillos y calza unas gruesas botas de goma en vez de tacones o zapatos de baile. Aparte de un abrigo negro lleva un jersey blanco a rallas azules y, rodeandole el cuello, una bufanda de lana roja. De pronto escucha un sonido a su espalda, un sonido inolvidable y caracteristico que solo significa muerte y desdicha.

El intenso gemido de un Gul al encontrar una presa.

Apuro el paso notablemente, esquivando a brincos los socabones que cruzan la estrecha calle. Aunque su rostro no parece alterarse lo mas minimo, por dentro esta nerviosa. No por el gemido, sino por su barco, que esta amarrado en el puerto. Teme que puedan robarle al Winter Spirit.

Recorrio la calle a la carrera. La ciudad, llamada Ferroum, no es precisamente un paraiso. Las calles son estrechas, de tierra y sin asfaltar ni empedrar, para colmo, estan llenas de paja y desechos de animales.

Tras recorrer otras dos calles llego a una especie de amplio paseo cerca del puerto y se detuvo. Este era el unico motivo por el cual la pequeña ciudad sobrevivia, tiene un puerto y ademas uno bien protegido. Al fondo se ven tambien las luces electricas de la refineria,  que competian con la luz de los iumerables incendios que se habian declarado en la ciudad.

Recorrio las hileras de embarcaciones y suspiro aliviada cuando vio el incomfundible mastil rojo de su barco. Muchos capitanes habian tomado la decisión de salir por patas, pero ella tenia otros planes en mente.

Los gules se estaban acercando, lentos pero sin pausa, mordiendo y devorando a los paroquianos sin compasión. Ella decidio no darle mas vueltas y reanudo su camino.

Bajo por una escalera hasta los amarres, recorrio el pantalan de madera y, por fin, llego a su barco. Al lado habia unas tres cajas de madera, eran las provisiones que habia comprado esa mañana. Tenia que darse prisa, no habia tiempo para colocar una grua ni nada por el estilo asi que simplemente las empujo a la cubierta, llevandose por delante la barandilla de cuerda de su barco.

Cuando ya estuvo en la cubierta se paro a pensar con mas calma. Estar en la cubierta del Winter Spirit le influia seguridad. Habia apalabrado el negocio de su vida recientemente y no queria tener que irse sin poder cobrarlo. Por otra parte si se quedaba lo mas seguro es que terminase muerta, no en manos de los gules, sino en manos de las personas mas desesperadas por marcharse. Ya habia vivido esa situación otras veces, las cicatrices de su rostro lo demuestran.

Un cañon disparo con gran estruendo en un paseo cercano al puerto, aclarando los pensamientos de la muchacha de forma imediata. Ferroum estaba perdido. Con un profundo suspiro comenzo a desatar las amarras del barco.
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Otra muchacha lanzo una mochila a la cubierta de un barco y despues se subio a ella. Era una goleta de dos palos que estaba desierta. Aquello la decepciono. No tenia ni la mas remota idea de como guiar semejante bicho, y los gules estaban cada vez mas cerca. El disparo de un cañon la sobresalto, haciendo que se tirase al suelo de forma impulsiva. Por suerte no paso nada, pero, escucho voces y gritos cercanos. No eran gritos de angustia o terror. Parecian mas bien una discusión.

Se arrastro a la barandilla y observo a otro barco mucho mas pequeño. En el una muchacha alta y de pelo blanco estaba desatando los cabos de amarre y discutia a voz en cuello con el cobrador de los amarres.

Volvio la vista a la goleta y no lo penso dos veces. Se ciñio la mochila a la espalda, paso por encima de la barandilla y, reuniendo todo el coraje que tenia, salto. El otro barco era mucho mas bajo que la goleta, y solo tenia un mastil, pero seguro que podria sacarla de alli.

Aterrizo con un golpe seco, haciendo que la otra chica se sobresaltara. La miro a la cara, fulminandola con la mirada, lo cual no es de extrañar, y antes de que pudiera siquiera explicarse le gruño con un gesto amenazador.
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-Largate de aqui- y volvio a centrar su atención en los cabos.
-Pero...- trato de esbozar una sonrrisa- Solo quiero que me saques de aqui. Puedo pagarte, mira- saco de su mochila un fajo de papeles y una especie de libreta, pero la otra mujer lo ignoro.
-Vete joder- repitio en el mismo tono.
-Por favor... No me han mordido ni herido, no soy ninguna amenaza. Por dios, si nisiquiera llevo armas encima.

No sabia que hacer. El cobrador ya se habia ido, asustado. Pero esa chiquilla, que no debia tener mas de dieciseis años se negaba obscinadamente a salir de su barco. ¿Por que tengo tan mala suerte? se lamento. Decidio no hacerle mas caso. Ya despues si tal la tiraria por la borda.

Bajo por unas escalerillas al interior del barco y puso en funcionamiento, a golpe de manivela, un viejo motor diesel. Volvio a la cubierta, en donde por supuesto, seguia de rodillas aquella atemorizada chiquilla. Se sento en la popa, cerca del timon y con mucha delicadeza empujo la palanca del embrage y subio la de revoluciones lentamente.

El motor cobro vida con un poderoso rugido, lanzando grandes volutas de humo por el escape. La otra chica que sobresalto al oir aquello y arrugo la nariz en cuanto el humo le golpeo la cara. La helice, antes inerte, comenzo a girar a gran velocidad, empujando hacia alante al Winter Spirit.

La muchacha, sin embargo, ni se inmuto. Con precisos y sutiles movimientos a la rueda del timon saco el barco de los amarres y lo encaro a la salida del puerto. Podian ver a la gente, aremolinada contra el espigon, disparando contra una maraña inmensa de gules. Y en el pantalan el cobrador yacia muerto en el suelo, rodeado de mas criaturas que lo devoraban.

Mientras salian del puerto, la del timon echo la vista atras y vio la ciudad vivamente iluminada por los incendios que la consumian lentamente.

Continuara...